Cova des Drac des Rafal des Porcs. Una cueva como eje vertebrador poblacional.

Sala Gran. A la derecha se vislumbra el descenso hacia el sector subacuático

Término municipal: Santanyí. Finca cercana: Es Rafal des Porcs. Acceso: Hay que caminar aproximadamente durante una hora y veinte minutos por los acantilados que bordean el mar, el acceso a la cueva es dificultoso; en el interior desenvolverse con extrema prudencia, imprescindible el uso de luz frontal. Tipo de yacimiento: Cueva de agua dulce que abastecía a los poblados talayóticos cercanos. Interés: Lugar clave en la zona por ser un punto de suministro de agua importantísimo para poblamientos prehistóricos e históricos. Proyección: localizar piezas y ajuar arqueológico de una forma ordenada y controlada, por este motivo son necesarias urgentes acciones adecuadas por el alto potencial que todavía esconde esta cueva.

La cavidad está ubicada en la posesión de Rafal des Porcs, en el litoral del Migjorn de Mallorca, a unos 450 m de la línea de costa y a unos 800 m al oeste de la punta des Bauç. El recorrido total de la cavidad es de 866 m, fruto de la suma de los 200 m de la sala Gran, con el corredor de acceso, 529 m de la galería del Cura Cordella y de la galería del Eccehomo y de los 137 m del sector Subacuático. La litología donde se desarrolla la cueva pertenece a las distintas unidades dentro del mioceno superior. La Unidad Escullosa forma el sector Subacuático y la base de la sala Gran, y las Calizas de Santanyí, conforman la sala Gran y la galería del Cura Cordella. La cueva se dirige hacia el mar, siguiendo una dirección E-SE. La gruta se ha frecuentado desde tiempos prehistóricos como punto de aguada y quizá refugio al menos desde la época talayótica hasta el período islámico.

Topografía simplificada de la cova des Drac des Rafal des porcs -Francesc Gràcia-

Sin duda la cueva des Drac des Rafal des Porcs fue el punto de aguada clave de toda la zona, lo que podría dar incluso sentido a la distribución del poblamiento del área. La propia cavidad parece que funcionó como eje vertebrador, situándose bien en medio de los dos principales núcleos de población, el poblado de la Atalaya Grossa y de la Punta des Baus. Es muy revelador y coincidente en que la inmensa mayoría de los materiales documentados tanto en el lago como en la cueva (más del 95%), coincidan con las fases de uso de los dos asentamientos mencionados, que abrazarían desde la cultura talayótica hasta la ocupación romana.

Acceso a el interior de la cueva por un corredor, largo y oscuro, con escalones trabajados en la roca

Las características de acceso a el interior de la cueva por un corredor, largo y oscuro, con escalones trabajados en la roca, así como el pronunciado descenso subterráneo hacia el lago, además de la propia monumentalidad de la cueva, hacen plantear que el lugar se convirtiera más que un simple sitio de suministro de agua, transformándose en un espacio relacionado con algún tipo de función ritual. Hecho que podría estar testimoniado por la acumulación de este gran conjunto de material cerámico (que parece más depositado que caído accidentalmente) y por la presencia de la inusual pica de piedra. Igualmente, la presencia de material amforal en un punto tan inaccesible de la cueva invalida la hipótesis de que estas piezas hubieran servido para almacenar agua. La bajada hacia la zona del lago, muy pronunciada y con el suelo extremadamente resbaladizo e inestable, habrían hecho casi inviable el viaje de vuelta hacia la superficie con las ánforas llenas, con un peso de unos casi 50 kg.

El acceso a la cueva es poco atractivo y no va en consonancia con la grandiosidad y espectacularidad del interior

También hay que añadir, como dato a tener en cuenta, que gran parte de los escombros que se encuentran dentro del lago o bien obstruyen el acceso, parece que pertenecen a cronologías más antiguas que la abertura del pozo y, con una clara intención de condenar a todo el área arqueológica. Esta reflexión viene dada por que
los materiales más recientes del depósito, hoy en día, datan del siglo XIII, encontrándose material cerámico de
cronologías posteriores exclusivamente por encima del taponamiento y en la zona actualmente accesible en el lago.

La última ocupación, por su cronología y características de uso de tipo doméstico, podría convertirse en un testigo de la población andalusí refugiada durante la conquista de 1229. Los restos posteriores hasta el día de hoy nos hablan tan sólo de visitas esporádicas.

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