Las líneas básicas de la ciudad de Eivissa probablemente no deben haber sufrido cambios demasiado importantes desde la época esplendorosa de la ocupación cartaginesa: una elevación fortificada, con sucesión de murallas y un puerto; posiblemente con un templo y una fortaleza en la cúspide.
La actual Dalt Vila es un conglomerado de arquitectura histórica que conserva las mismas líneas que hace 2.600 años, permitiéndonos revivir el paisaje de la Eivissa púnica o romana.
La ciudad fue fundada por los fenicios hacia la segunda mitad del siglo VII a.C. Sus primeros pobladores abandonaron el cercano asentamiento de Sa Caleta para ocupar una zona geográfica y estratégicamente mejor situada. Constituyendo, en un principio, un núcleo de dependencias diversas en función del puerto, con algún santuario a divinidades propias como Melkart o Astarté en lo alto de la acrópolis.
De esta manera, el Puig de Vila, con sus 81 m de altitud, constituiría el centro oficial del núcleo que se iría desarrollando a sus pies. Toda la bahía estaba cubierta por zonas húmedas, y desde lo alto de la elevación se controlaba el horizonte marino de los Freus y Formentera.
Durante la época púnica, el desarrollo urbanístico ocupó las laderas del montículo, con la aparición de nuevos barrios comerciales y artesanales. De todo ello no quedan apenas restos. En el recinto del Castell aparecieron dos cisternas púnicas, hoy cubiertas. Y aparte de algunos hallazgos en superficie, el único yacimiento visitable se encuentra en la calle de Santa María, que asciende desde el Ayuntamiento hacia la Portella. Allí, bajo el glacis de la muralla, se pueden contemplar los fondos de unas casas púnicas, y unos pozos de enterramiento de la época fenicia.
De la Ebusus romana tampoco quedan testimonios. En el Portal de les Taules de la muralla renacentista se contemplan las reproducciones de dos estatuas romanas que se encuentran en el Museu Arqueològic de Dalt Vila. Ebusus paso de ser una importante capital comercial a convertirse en una pequeña ciudad de provincias romana.
El poblamiento islámico de Yabisa no empezó en la ciudad sino en el campo, y sólo tardíamente ocupó el núcleo urbano, herencia de los tiempos antiguos. Alcanzando la ciudad, después, una magnitud discreta. Con un recinto superior o alcazaba, una ciudadela o almudaina adosada y dos recintos urbanos rodeados de muralla. A sus pies se extendían uno o dos arrabales. El más cercano acabaría incorporado a la ciudad durante la primera mitad del siglo XIV, por medio de la construcción de una muralla perimetral que se adosó al recinto fortificado de origen andalusí. El otro arrabal, situado entre el actual Portal Nou y Puig des Molins, en Sa Capelleta, fue destruido durante el ataque pisanocatalán de 1.114.