

El avestruz fue un animal de origen sahariano que tuvo una gran difusión en la antigüedad por todas las tierras del Asia Anterior y Norte de África. Sus cascaras de huevo fueron empleadas, desde muy antiguo, como materia para diversos objetos y utilizaciones: puntas de flechas, amuletos, cuentas de collar, recipientes sencillos y de uso común.
Los recipientes de huevo de avestruz con la cáscara completa son muy numerosos en Ibiza y en Villaricos (Almería). Su decoración en ocre presenta motivos florales y signos astrales, relacionados con la resurrección y la eternidad
En el mundo fenicio-púnicos se utilizan las cascaras como recipientes para contener ocre; de ahí que muchas de ellas contengan restos de pintura roja en el interior. Tiene carácter sagrado y representan el símbolo en el cual se encuentra encerrado el halito vital, con el que se puede volver los muertos a la vida, por lo que su aparición en las sepulturas es frecuente.


Interpretadas como un elemento puente entre los vivos y los muertos, las decoraciones en ocre rojo en las cáscaras, con elementos vegetales o simbólicos, hablan del renacimiento después de la muerte. El huevo se ha interpretado desde el punto de vista religioso como una forma del principio vital de gran importancia en la cosmogonía fenicia. Probablemente representaba para ellos la semilla de la que después se desarrollaría la vida.


Esta cáscara de huevo de avestruz está datada entre el s. V-III a.C.
A pesar de su relativa fragilidad y de los avatares sufridos durante su entierro en yacimientos arqueológicos, las cáscaras han conseguido sobrevivir al paso del tiempo, a veces en un estado de conservación que puede llegar a sorprender.

Aunque de origen oriental, aparecen en gran número en enterramientos púnicos de Cartago, Cerdeña e Iberia, en este último, en Ibiza y Villaricos. Su popularización se atribuye a una activación de las rutas comerciales africanas y a la propagación del uso por influjo púnico, ya que en Cartago eran objetos corrientes. La cronología abarca desde el siglo VII a.C., perdurando hasta el II a.C.

La decoración por lo general es pintada, aunque existe algún ejemplar grabado. Por lo que se refiere a los motivos decorativos, suelen están delimitados por bandas horizontales y entre metopas y predominan los geométricos, fitomorfos (flores de loto, rosetas, palmetas), zoomorfos (ciervos, gallos y aves), divinos (ojos de Horus) y simbólicos (el caduceo y la media luna)
Créditos
«Principio vital. Cáscaras de huevo de avestruz en Ibiza». Juan Antonio Martín Ruiz, Luis Alberto Ruiz Cabrero, María Luisa Ramos Sanz. Edita: Museu Arqueològic d´Eivissa i Formentera –MAEF–, 2021