Menorca está constituida por dos ámbitos geológicos y geomorfológicos muy diferentes: la Tramuntana y el Migjorn. Ambos se encuentran separados por una línea que, desde el puerto de Maó y siguiendo más o menos la carretera principal que une las poblaciones de Maó y Ciutadella, finaliza en el noroeste de la isla, en Cala Morell.
El ámbito de Tramuntana, topográficamente quebrado, aunque de modestas altitudes, es geológicamente muy variado, con predominio de rocas silíceas. Se caracteriza por presentar los materiales más antiguos del archipiélago balear. Sus rocas están fracturadas y plegadas, y constituyen un entramado de terrenos heterogéneos, mayoritariamente del Paleozoico y el Mesozoico.
En cambio, el Migjorn es más uniforme, con una topografía de disposición casi horizontal, ligeramente inclinada hacia el mar y cortada por numerosos barrancos de dirección N-S, por los que circula una red fluvial encajada entre escarpes, que acaban en el mar dando lugar a pequeñas calas con playas arenosas abrigadas por altos acantilados. Esta gran tabla caliza hendida por barrancos está modelada sobre la que probablemente sea la litología más común y emblemática de Menorca, el marés, una roca carbonatada arenosa del Mioceno superior, formada por la acumulación de los restos de esqueletos de organismos marinos mezclados con fragmentos de roca, junto con precipitados químicos.
Durante quinientos años los primeros pobladores de Menorca fueron consolidando su posición en la isla, cultivando los terrenos más fértiles, trabajando los bosques y la técnica de la artiga (prender fuego a la masa forestal, cuyas cenizas sirven de adobe, y cultivar cereal y otras plantas) y sobre todo, recuperando prados tras retirar sistemáticamente las piedras sueltas. Estas primeras poblaciones no disponían de espacios estables como habitación, sino que se adaptaban a los sitios más idóneos por temporadas.
Pero, poco a poco, las poblaciones de Menorca se fueron haciendo con el medio, lo fueron conociendo en profundidad y controlando, buscaron los sitios idóneos para establecerse y construyeron los primeros poblados, como el de Son Mercer Baix, en los límites del Barranc de Can Fideu.
De esta manera, el poblado de Son Mercer Baix se encuentra situado en lo alto de un lado del acantilado del barranco de Son Fideu. Del otro lado del barranco, están las llamadas Coves Gardes. Son seis cuevas funerarias esculpidas en la roca. Dos con portal rectangular y dos más con entrada semicircular. Las dos restantes son de difícil visualización debido a la densa vegetación.
