Recreación de la vida cotidiana en un poblado naviforme. Dibujo de Oriol García i Quera |
Se conoce con el nombre genérico de Pretalayótico el período comprendido entre el año 3.000 y el 1.300 a.C. Es una época todavía poco conocida, y que no responde en realidad a una sola cultura. A lo largo de esos 1.700 años Mallorca y Menorca van siendo habitadas por diferentes comunidades, que incorporan lentamente los avances técnicos del momento.
El primer período corresponde todavía al Neolítico, del año 3.000 al 2.000 a.C. aprox. Las comunidades humanas siguen viviendo en abrigos y cuevas, aunque comienzan a aparecer piezas de cerámica.
En la segunda fase del Pretalayótico, que se extiende del 2.000 al 1.700 a.C., se producen cambios importantes. Aparece la arquitectura funeraria megalítica. En Mallorca han aparecido el sepulcro dolménico de Son Bauló, S´Aigua Dolça, S´Arenalet de Son Colom y en la finca pública de Son Real; Menorca, Ibiza y Formentera se conocen varios monumentos de origen megalítico.
Mientras en Baleares estaba en pleno desarrollo el Neolítico por otra parte aparecían las primeras civilizaciones históricas de Mesopotamia y Egipto.
Coincidiendo con la Edad del Cobre, llega a Mallorca la cultura del Vaso Campaniforme que encontramos en el asentamiento calcolítico de Son Oleza. Se trata de una auténtica granja donde vivía una comunidad de unas veinte personas dedicada al cultivo de la tierra ya cría de animales. Habían levantado una cerca cuadrangular que cerraba todo el terreno, así como una compleja red de conducciones de agua. Los habitantes tenían tres viviendas de forma absidal cubiertas con tejado de ramaje, y al lado un pequeño establo.
Mientras las comunidades vivían en unas condiciones relativamente precarias, los muertos gozaban del privilegio de ser enterrados en cuevas talladas en la roca. Cavidades complejas, a base una entrada, antecámara, y gran cámara sepulcral. Allí, en un banco corrido y en las hornacinas practicadas en la roca, se depositaban los cadáveres y las ofrendas. Tras lo cual eran cerradas con una losa, reforzada con cuñas de madera.
La visita a cualquiera de los conjuntos de cuevas que todavía se conservan (son Sunyer en Palma, y Cala Sant Vicent en Pollença), causa todavía sorpresa por la perfección de estas cavidades, y la estricta disposición de todos y cada uno de los elementos, siguiendo un ritual muy preciso y repetido.
La segunda gran creación de este período son las estructuras conocidas como navetas, naviformes o navetiformes. Se trata de grandes cámaras alargadas, abiertas por un extremo y acabadas en forma absidal por el otro. Sus muros construidos con grandes piedras, tenían forma inclinada, cerrándose a medida que iban ganando altura. En su parte superior estarían rematados por un cerramiento de arcilla y ramas. Estas construcciones han sido llamadas «navetas»
Mientras en Menorca (la más representativa y famosa des Tudons) tenían una finalidad funeraria, en Mallorca no son nunca de enterramiento, sino de habitación. Hubo grandes poblados como Es Burotell (Calvía) o Es Turassot (Costitx).
Tanto los navetiformes como las cuevas de enterramiento continuaron empleándose en épocas posteriores, a veces incluso en los tiempos musulmanes.