Promontorios costeros: Proyecto «Entre illes»

El proyecto «Entre illes» tiene sus inicios en 2.011 como fruto de la colaboración entre arqueólogos mallorquines y menorquines. El objetivo de esta colaboración es la investigación y profundización en los conocimientos de un tipo de asentamientos amurallados situados en lugares de difícil acceso, los cabos costeros.

Se trata de dar respuesta a la cuestión del porque algunos grupos prehistóricos de las islas eligieron estos lugares para vivir. Los dos yacimientos más representativos de este tipo de asentamiento son, sin lugar a dudas, el de Sa Ferradura (Manacor) y Es Coll de Cala Morell (Ciutadella), dos recintos costeros protegidos por una muralla. Ambos yacimientos tienen similitudes geográficas, físicas y arquitectónicas notables. Pese a estar ubicados en islas distintas.

Los siglos centrales del segundo milenio a.C. en las Islas Baleares se han interpretado tradicionalmente como un período de estabilidad y de escasa complejidad social. Se trata, seguramente, del período de la prehistoria en el que se detecta una mayor homogeneidad cultural entre Mallorca y Menorca. Este hecho se hace especialmente patente en las estructuras domésticas, conocidas como navetas de habitación, pero se observa también en los restos cerámicos.

En cuanto al patrón de asentamiento, se observa un vaivén también de una serie de rasgos comunes a las dos islas. En buena parte de los casos las navetas de habitación se presentan en pequeñas agrupaciones, en lugares de relieve suave y sin estructuras defensivas. Aparentemente, es sólo a partir del Bronce final (a partir de 1300/1200 a.C.) cuando se empiezan a producir algunos cambios significativos.

En ambos yacimientos se han documentado materiales que indican el uso de las estructuras como espacios domésticos. Por otra parte, todo hace pensar que la elección del emplazamiento estuvo relacionada sobre todo con criterios defensivos de inaccesibilidad, interpretación que se ve reforzada por la presencia constante de murallas que delimitan este tipo de asentamientos. Así mismo, se puede afirmar que ambos yacimientos se sitúan en zonas marginales desde el punto de vista de la explotación agrícola y ganadera, debido a la escasez de suelo y a la incidencia de la salinización del aire. No obstante, los restos de fauna y la presencia de molinos manuales parecen indicar que las actividades productivas de estas comunidades no diferían de forma significativa de las de los grupos humanos de la edad del bronce ubicados en el interior de las islas.

En cuanto a los materiales cerámicos parece que se desprende que el asentamiento de Cala Morell habría sido habitado durante un período de tiempo relativamente largo y, por otra parte, que este asentamiento y el de Sa Ferradura podrían corresponder a cronologías no coincidentes. Es posible, por tanto, que la realidad social de las comunidades humanas que habitan las Baleares durante la edad del bronce sea más compleja y diversa que lo que se tenía pensado en un primer momento.

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