Nos encontramos ante una cueva a unos ciento cincuenta metros de altura que se encuentra en la finca de can Quintals, a pocos kilómetros de la cala de Sant Vicent.
Este importantísimo yacimiento fue objeto de intervenciones arqueológicas de diversa categoría, entre ellas, desgraciadamente, algunas clandestinas. Actualmente es propiedad del Consell Insular de Eivissa. Todo un sistema de bloques de piedra derrumbados de la primera sala natural, cuya caída amenazaba con hundir definitivamente el monumento, fue consolidado por la Institución.
Aparte de una etapa prehistórica —cuando la cueva debía ser vivienda de un grupo de pobladores de la edad de bronce y que no parece tener continuidad hasta la época feniciopúnica— a partir del siglo V a.C., la cueva se convirtió en santuario. Primero dedicado a Reseph-Melkart y, después, ya en el siglo III o II dedicado a Tanit.
Corresponden a la época tardía una serie de modificaciones artificiales que se observan en el monumento, de las cuales se han conservado parte de una sala artificial con el fondo tallado en la roca y, a su lado, el fondo de una típica cisterna púnica.
El santuario se instalaba en una gran cavidad natural que la circulación de agua había subdividido en diversas salas, especialmente dos grandes, separadas por una gran cortina de estalactitas. Aparte de eso, todavía pueden contemplarse las mencionadas obras artificiales en la parte de la entrada.
Si se ha de juzgar por los datos que suministran los primeros excavadores, y que recientemente han sido revisados, hay que pensar que las salas profundas eran una especie de botrhos —depósito sagrado— donde se iban acumulando los restos de las ofrendas sacrificales. Éstos se manifestaban mediante las figuras divinas -que en un porcentaje altísimo de casos, representan el busto de Tanit cubierto con un mantón alado- así como los restos de los muchísimos animales consumidos a raíz del sacrificio y evidentemente otros objetos. Estos ritos que conllevaban el uso de fuego, por lógica, debían tener lugar en la parte externa o zona del vestíbulo del santuario.
Contemporáneamente al culto verificado en el templo des Culleram, todo el canal de sa Cala estaba muy poblado y es evidente que esta gente sería la más directamente implicada en su culto. A pesar de eso, al mismo tiempo, debía tratarse de un santuario internacional, bien comunicado con el mar mediante el puerto de sa Cala. Por lo menos como templo organizado fue casi abandonado avanzado el siglo II a.C. Es posible que el derrumbamiento natural de la primera gran sala de la cueva fuese el motivo de este final del culto en el santuario púnico de es Culleram.