El conjunto talayótico de Son Oms fue uno de los más importantes de la prehistoria mallorquina, y los restos abarcar un periodo aproximado que iría desde al año 1200 a.C. hasta el 200 de nuestra era. Tuvo dos periodos de excavación: 1958-1963 y 1969-1971 bajo la supervisión y dirección del arqueólogo Guillem Rossello Bordoy. Tras la última campaña de trabajo, su emplazamiento fue destruido para construir la segunda pista del aeropuerto de Son Sant Joan, trasladándose una pequeña parte de sus ruinas a un lugar cercano de difícil acceso, debido a la construcción de una autovía.
Se encontraba en un lugar conocido como Pleta de Son Vidal Nou, teniendo cercana la posesión de Son Oms Vell y fue un centro ceremonial vinculado a un poblado cercano y que abarcaba una superficie aproximada de 10.000 metros cuadrados. Todo el conjunto, al completo, mostraba prácticamente la totalidad de los rasgos que caracterizan la prehistoria mallorquina.
El núcleo principal del conjunto estaba constituido por un enorme túmulo escalonado, rodeado de murallas enclavado sobre una pequeña colina y construido a su vez encima de dos navetas pretalayóticas -que sirvieron como base para la construcción del túmulo- y al que posteriormente se habían adosado habitaciones. Justo a continuación había una extraña construcción que los excavadores llamaron «el laberinto». También se encontraron dos talayots circulares y uno cuadrado.
El túmulo tendría un diámetro máximo de 25 metros, con tres gradas y una serie de habitaciones radiales adosadas en el circuito exterior. Tenía un corredor en zig-zag que llegaba hasta la cima donde debía haber alguna construcción que en el momento de la excavación ya había desaparecido.
La estructura conocida como «El laberinto» tenía un diámetro de 19 metros y una altura de 3 metros, compuesta un núcleo de planta cuadrangular, con una complicada estructura de corredor y celdas a su alrededor. Estaba conectada una cueva con tres cámaras.
También había una zona de inhumaciones, algunas de ellas de adultos acompañados de perros, que debieron ser sacrificados de forma ritual.
Incluía, también, un santuario; una construcción de planta cuadrangular con una cámara interior, cuya cubierta estaba sostenida por seis columnas. La forma de este edificio y el hallazgo de una gran cantidad de ofrendas de cerámicas, entre las que destacaban copas crestadas talayóticas hechas a mano, abundantes en los santuarios, hizo pensar desde el primer momento que fuese identificado como lugar de culto.
Todo hace indicar que había más estructuras que no se podían ver a simple vista y que, por desgracia, la construcción de la segunda pista del aeropuerto impidió que se pudieran excavar e investigar.
El terreno donde se encontraba el yacimiento fue durante la época de uso una albufera, desecada por la acción humana durante los siglos XIX y XX. Con una posible salida al mar y que quedo cerrada por una serie de dunas.
El conjunto de Son Oms debió de tener una extraordinaria amplitud, abarcando no sólo el complejo abordado en este artículo, sino también una numerosa serie edificaciones y extramuros del poblado, tales como: talayots, navetas, cuevas artificiales, así como necrópolis. No lejos de su aparente ámbito de influencia se encuentran otros yacimientos que debían tener una relación con Son Oms, de una forma más o menos indirecta como son: dos talayots circulares desaparecidos en la finca de Es Cutilar, cuevas de enterramiento de Son Sunyer o el poblado de Cas Quitxero.
Este artículo se ha creado gracias a la información suministrada por las siguientes fuentes:
«La Cultura talayótica en Mallorca» de Guillermo Rossello Bordoy. Ediciones Cort, 1973
«35 Excavaciones en el conjunto talayótico de Son Oms» de Guillermo Rossello Bordoy
«Guia Arqueológica de Mallorca» Javier Aramburu, Carlos Garrido y Vicenç Sastre, Editor José J. de Olañeta, 1994
«El yacimiento de Son Oms, un ejemplo de destrucción del patrimonio» por Domingo C. Hernández Jiménez, revista digital ArtyHum 57, 2019, pp. 55-73