Closos de Can Gaià

Vista frontal de la Naveta I. Totalmente excavada y restaurada
Closos de can Gaià es un antiguo poblado de navetas, muy cercano a la costa del levante mallorquín, concretamente lo encontramos en la localidad de Portocolom, Felanitx, en una zona de acebuches. Es aquí donde encontraremos este poblado de la Edad del Bronce, conocido como periodo Naviforme. Se compone de un mínimo de nueve estructuras, de las cuales se han excavado, completa o parcialmente, los conjuntos I y II
Vista posterior de la Naveta I
El poblado fue ocupado desde el 1800 antes de la nuestra era (a.n.e.) hasta el 750 a.n.e., al poco de la aparición de las comunidades talayóticas, alrededor del siglo IX. Los poblados de navetas se caracterizan por estar formatos por casas en forma de barco invertido (naves). De estas casas hay que destacar su monumentalidad, puesto que son grandes edificios con paredes de grandes bloques de piedras, algunas de varias toneladas de peso, cubiertas por un entramado de ramas de acebuches recubiertas de barro, para impermeabilizarlas.
El Conjunto I esta formado por la Naveta I, un edificio con planta en forma de herradura de 16 m. de longitud y 7 m. de ancho, construido con técnica ciclópea. Actualmente, los muros sólo conservan 1,5 m. de altura, aunque durante su período de uso pudo alcanzar los 3 m. Cada edificio acogía una familia extensa, que podría llegar a los diez miembros.
Construcciones anexas a la Naveta II, probablemente destinados a trabajo comunales o talleres

El Conjunto II está formado por la Naveta II, en proceso de excavación, y por una serie de estructuras de diferentes técnicas constructivas que podrían haber funcionado como edificios de trabajo comunal o talleres.
El Conjunto III está formado por una naveta doble. El Conjunto IV consiste en una naveta de planta sencilla y el Conjunto V formado por una naveta de planta doble. Todas estas estructuras sin excavar.
Reconstrucción probable del poblado navetiforme
Las casas de este yacimiento arqueológico en Felanitx constan de dos espacios: uno privado, de uso familiar, y uno de uso común. Este último, situado en la entrada del edificio, era donde se reunirían los diferentes miembros de la casa con otras personas de la comunidad. Aquí se podrían haber debatido aspectos cotidianos, o negociado, valorado y planificado acciones comunes, como la edificación de una nueva vivienda. Este hecho implicaba a toda la comunidad y era una acción colectiva, que no sólo daba cabida a la formación de un grupo familiar nuevo, sino al refuerzo de los lazos establecidos entre los diferentes miembros del poblado mediante el trabajo y el apoyo mutuo.

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