Las ciudades de la Palma Antigua

Sorprende que una ciudad pueda cambiar de un modo tan completo. Y es que hay una ciudad para cada individuo y para cada tiempo. Así, en esta ciudad de Palma, … hay una ciudad distinta para cada alma que en ella habita

La Ciudad Desvanecida. Mario Verdaguer

¿Una Palma talayótica?

Aquí podemos ver donde se podría haber ubicado un hipotético poblado talayótico. Justo al noroeste de donde se situó la antigua Palma romana

La arqueología no ha podido corroborar, al día de hoy, unos orígenes prehistóricos de Palma. Hay formulada una hipótesis por la que se establece un primer asentamiento que abarcaría una área enmarcada por el Paseo del Borne, la calle Constitución y la plaza de la Reina en el que estaría situado un posible poblado talayótico. Se encontraría situado al lado de la cala que ahora es el paseo del Borne, un poco resguardada del mar abierto y de los acantilados del actual Palacio de la Almudaina. Una vez construida la ciudad romana, el poblado talayotico debió convivir con los nuevos habitantes romanos durante algunas generaciones, ya cerca de la era cristiana.

La Palma romana

El borde oeste (G-D) de la ciudad corresponde a la alineación de la fachada principal del castillo de la Almudaina, donde todavía pueden verse las bases de varias torres que probablemente conservan las piedras originales de la muralla romana. El suelo donde mil años después se construyó la Almudaina era un talud en fuerte pendiente hacia la desembocadura del torrente y el mar. Se aprovechó la antigua muralla romana para cerrar su fachada este. El borde sur de la ciudad es el muro de contención que caía sobre el mar y todavía puede verse salvando un fuerte desnivel. Este borde estaba en origen probablemente reforzado por torres cuadradas similares a las de la fachada de la Almudaina, que seguramente fueron abatidas por el mar. El borde este de la ciudad romana se sitúa siguiendo la alineación de la calle Miramar y paralelo a la fachada actual del castillo de la Almudaina. Permanecen los restos de una torre en el jardín episcopal (A). Esta torre es la gemela de la señalada con la letra A, en la fachada de la Almudaina, que fue demolida. Otra torre (C) ha podido ser localizada, embebida en un edificio de vivienda. Se corresponde milimétricamente con la torre C de la fachada de la Almudaina. El borde norte es el que ha sufrido más deformaciones, sin duda porque era el más vulnerable en un asalto desde tierra. Probablemente el borde original correspondía en origen a la alineación GE, paralela a la calle Estudio General. La ampliación GEF, en la que se ubica la Puerta de la Almudaina es sin duda posterior. Los dos ejes principales eran probablemente estos: el decumanus, de este a oeste (1-2), conectando dos puertas de entrada, del que quedaría dos rastros: las calles Deganat y Sant Pere Nolasc; y el cardus, de norte a sur, del que quedaría un rastro en la calle de San Roque. Los caminos de salida: El decumanus (3-4) acababa, hacia el oeste, en una puerta que se situaba en el punto más alto de la actual Costa de la Seo. 

Lo cierto es que la ciudad nace oficialmente como fundación romana el 123 a.C., a manos del general romano Quinto Cecilio Metelo. La forma de la construcción de una ciudad romana era la implantación de dos grandes avenidas perpendiculares entre sí, llamadas Cardo (norte-sur) y Decumanus (este-oeste). Las principales hipóstesis de cuales serían estas calles en el trazado actual de Palma, se otorgan a las calles de Sant Roc (Cardus Maximus) y la calle de la Pureza, paralela al mar y dirección de Porto Pi (Decumanus Maximus). Por tanto, el área de esta primera ciudad corresponde al actual barrio de la Almudaina, la cual fue fortificada. Se conserva una puerta de esta muralla: la de la calle de la Almudaina.

El perímetro, dividido en manzanas de forma cuadrangular, estaba rodeado por una muralla que resistió hasta la conquista islámica y tenía una área entorno a las 6 hectáreas. Las dimensiones de la ciudad primitiva -probablemente un campamento militar en sus inicios- eran de 214 x 160 metros, con una superficie interior de unas 3,42 hectareas con capacidad para albergar unas 2.000 personas.

La ciudad original pudo ampliarse mediante otras zonas urbanizadas extra muros. Dos posibles ampliaciones parecen deducirse de las características geométricas del trazado de calles paralelas separadas por unos 100 pies romanos: una zona, al Este de la calle Sant Jaume, y otra, la zona de calles paralelas a Sant Nicolau próximas al teatro romano cuyos restos están embebidos en la manzana del Bar Bosch. Se sabe que en 1114 existía ya una ampliación de la muralla de la ciudadela hacia el Norte, seguramente posterior a la dominación romana. Esta ciudadela ampliada fue reforzada, tal vez en época bizantina, con una barbacana exterior en los tramos de tierra (Norte y Este)

Los romanos situaron la ciudad en el fondo de una bahía, con una elevación acantilada de 15 metros de altura como lugar defensivo, con el mar por un lado y un torrente por otro, cuya desembocadura además servía como puerto y con agua abundante a pocos kilómetros, la actual Font de la Vila, que podía ser transportada por una canalización aprovechando la pendiente natural.

A la derecha del arco de la Almudaina, mirando desde el exterior, se puede apreciar un buen lienzo de la muralla y parte de otra de las torres que rodeaban la Palma Romana

Tras la caída del Imperio romano de Occidente fue ocupada por vándalos​ y bizantinos en lo que se ha denominado los años oscuros.

Se considera que la base romana de la ciudad fue lo que estableció la construcción de nuevas estructuras árabes y cristianas a lo largo de la historia. La Catedral fue edificada sobre una antigua mezquita y esta a su vez sobre un templo romano.

Madina Mayurqa

Madina Mayurqa. A partir de la planificación urbanística de planta reticular de la antigua Palma romana, la ciudad se fue ampliando con un desarrollo radial que partían de un centro-origen, típico de las ciudades musulmanas. De esta manera se constituyo lo que hoy conocemos como la Ciudad Antigua.

En el año 902 las Islas Baleares fueron incorporadas en el emirato omeya de Córdoba. En un principio la sociedad andalusí ocupó la ciudad romana, que ahora tomaría el nombre de Madina Mayurqa.

Una vez finalizada la conquista de Mallorca, el primer walí de Mallorca, Isam al-Jawlani, se dedicó a la reconstrucción de la ciudad romana edificando posadas, baños y mezquitas, probablemente para favorecer la inmigración de musulmanes desde la Península, que al establecerse en las islas, influyeron intensamente en el cambio de la sociedad mallorquina para hacerla cada vez más parecida al Al-Andalus musulmán.

La Almudaina de Gumarra (El Temple) era un recinto fortificado musulmán integrado dentro de Madina Mayurqa. Del antiguo recinto, únicamente se conservan dos torres cuadradas rehabilitadas para usos modernos

Esta obra supuso la sustitución del primitivo recinto romano por una ciudad de planta completamente distinta, según modelos musulmanes. Parece que éstos se basan en un desarrollo radial de las calles, que parten de un centro-origen, distando mucho de la planificación reticular (hipodámica) de las ciudades romanas. En Palma se presume un plano reticular al cual se añadiría la ampliación musulmana. Posteriormente están documentadas dos ampliaciones más: una llevada a cabo por Mubasir Nasir al-Dawla, que los pisanos destruyeron en 1115, y la segunda y última, llevada a cabo durante la época de Banu Ganiya, identificada con el núcleo urbano que encontraron los cristianos en 1229. Esta nueva ciudad corresponde a lo que hoy denominamos Ciudad Antigua.

En el siglo X se dotó la ciudad de una red hidráulica a partir de la construcción de acequias que sustituían las canalizaciones construidas por los romanos para transportar el agua proveniente de la Font de la Vila. También se construyó un alcázar dentro la Almudaina.

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La ciudad del que desapareció, ha desaparecido también para siempre. Todo un panorama y todo un pasado se han esfumado, lo mismo que las imágenes movientes en la pantalla del cinematógrafo. Y es que la ciudad y la vida del hombre no son más que eso, luz y sombra

La Ciudad Desvanecida. Mario Verdaguer.

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